Puente de la Cañada Real
El Puente de la Cañada Real, también conocido como el Puente Viejo, es uno de los lugares con más encanto de los alrededores de Manzanares el Real, en plena Sierra de Guadarrama. Aunque hoy lo vemos con un aspecto más moderno, sus orígenes se remontan a los primeros tiempos de la villa. A lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII fue reformado en varias ocasiones, lo que ha ido dando forma al puente que conocemos hoy.
Su construcción se atribuye nada menos que a Juan de Herrera y Juan Bautista de Toledo, dos de los arquitectos más importantes del Renacimiento español, lo que le da aún más valor histórico y artístico.
Los documentos antiguos cuentan que entre 1545 y 1576 existió aquí un puente de madera, que fue sustituido por uno de piedra más resistente. Esta nueva construcción fue clave porque formaba parte de la Cañada Real Segoviana, una de las rutas que seguía el ganado para cruzar España en busca de pastos. Este paso era tan importante que la villa cobraba un impuesto, conocido como pontazgo, a quienes llevaban mercancías o animales por allí, lo que supuso una fuente de ingresos relevante durante siglos.
El puente que podemos ver hoy está hecho de mampostería y tiene un solo arco de medio punto, apoyado directamente sobre la roca de las orillas del río. Su diseño sencillo y robusto no solo resiste el paso del tiempo, sino que además se integra a la perfección en el paisaje natural que lo rodea.
Es, sin duda, un lugar con mucho encanto, tanto por su historia como por el entorno en el que se encuentra, dentro del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama y en pleno trazado del Camino de Santiago Complutense a su paso por esta zona de Madrid.