
Arras, una parada con alma en la Vía Francígena
Situada en el norte de Francia, Arras es una ciudad con siglos de historia que se convierte en una parada muy especial para quienes recorren la Vía Francígena. Su belleza arquitectónica, su ambiente acogedor y su legado medieval la convierten en un lugar ideal para hacer una pausa en el viaje hacia Roma.
El casco antiguo de Arras conserva todo el encanto de las ciudades flamencas, con sus famosas plazas gemelas, la Grand’Place y la Place des Héros, rodeadas de casas gremiales con fachadas barrocas. El imponente campanario municipal, declarado Patrimonio de la Humanidad, domina el horizonte y ofrece una vista privilegiada de la ciudad. Bajo tierra, las antiguas galerías conocidas como los Boves guardan historias del pasado y permiten al visitante descubrir una cara más íntima de Arras.
En la Edad Media, esta ciudad ya era una referencia para caminantes y peregrinos. De hecho, aparece mencionada en el itinerario del arzobispo Sigerico de Canterbury en su viaje a Roma en el siglo X, lo que habla de su importancia en la ruta desde tiempos antiguos.
Hoy, Arras sigue siendo un lugar que invita al descanso y a la contemplación. Sus calles tranquilas, su patrimonio bien conservado y su ambiente amable hacen que el paso por esta ciudad sea más que una simple etapa: es una oportunidad para reencontrarse con la historia y con uno mismo.
Desde aquí, el camino continúa hacia el sur entre suaves paisajes rurales y pequeños pueblos cargados de encanto. Pero antes de marchar, Arras ofrece todo lo necesario para reponer fuerzas y seguir el rumbo con una energía renovada.




