LA SOLIDARIDAD ES COSA DE CADA CUAL

             Desde que me contaron que el dinero ilegal ya no se llama dinero negro sino de otra forma que ya no desvelaré, he decidido no insistir demasiado en el tema de la corrupción. Empieza a oler tan mal que produce náuseas y miedo a las epidemias contagiosas.           El agigantamiento,… Seguir leyendo LA SOLIDARIDAD ES COSA DE CADA CUAL

LA VOZ DE LA MEMORIA

Los economistas, como todos, estamos encarcelados en el tiempo presente cumpliendo nuestra cadena perpetua particular sin esperanza de indulto antes de la muerte. Estamos siempre, y todos han estado, prisioneros de esa dinámica temporal inquietante, pero que muchas veces rebosa también esperanzas pacíficas y chispazos de luz renovadora. Es peligroso atiborrarse del presente porque esa obsesión por la temporalidad inmediata no nos deja ver el modo de vivir y de pensar de quienes nos precedieron. Para ellos, lo importante y decisivo no era muy distinto de lo que es esencial también para nosotros. El rabioso presente puede sofocar las reflexiones de otras personas iguales a nosotros, pero que vivieron en circunstancias distintas y de las que tanto podríamos aprender. Como explica Emilio Lledó en La memoria del Logos: «Emparedados en el presente, urgidos y condicionados por el mundo que nos rodea, sólo podemos respirar por la historia, por la memoria colectiva. Y es a través de esa memoria como podemos escuchar la voz de los textos y descubrir que sus mensajes no son pura letra; porque nunca nadie escribió por escribir».

Jose Juan Franch Meneu

IGNORANCIA HUMANA RADICAL

IGNORANCIA HUMANA RADICAL Es absurdo pensar que si bien fue imposible conocer y controlar la sociedad en el pasado mediante múltiples coacciones, con el avance de la informática y las comunicaciones, sería posible hoy ejercer ese control desde alguna cúspide de poder humano apoyándose en espionajes sin cuento y utilizando esos artilugios electrónicos aparentemente inteligentes.… Seguir leyendo IGNORANCIA HUMANA RADICAL

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DEMANDAS DINÁMICAS CRECIENTES

          Quedan todavía muchos reductos en la economía española donde se aplica la clásica economía de demanda en la que la empresa se dedica a producir «grosso modo» toda la producción posible suponiendo una demanda estática y homogénea. Si rige esta economía de demanda fija, los valores cuantitativos, la eficacia técnica y el aumento continuado de la producción material homogénea son lo decisivo. El proceso de la revolución industrial clásica presenta un fuerte componente inercial. Se tiende a extrapolar el mercado de demanda arbitrándose mecanismos artificiales para estimular un consumo que absorba una evidente superproducción.

          Frente a esta economía de demanda emerge con fuerza la llamada economía de oferta en donde pasa a un primer plano la oferta diferenciada y con valor añadido importante. En las empresas se ponen en primer lugar los valores cualitativos y dinámicos donde la innovación tecnológica y la capacidad de percibir las variaciones del entorno social constituyen las exigencias más importantes. No es que se dé una sobresaturación de productos sino que el cambio de estilos de vida exige la producción de nuevos productos y servicios. Si se difunde además la educación y aumenta la cultura, las demandas trascienden las necesidades básicas y se dirigen hacia bienes que requieren una elaboración más diversificada y sofisticada. Lo que el consumidor busca en algunos productos y servicios es satisfacer su deseo de manifestación y realización, su auto perfeccionamiento interior. En la sociedad cambiante del conocimiento priman más los planteamientos que exigen una reconversión continua hacia las nuevas demandas de los mercados.

          El nuevo horizonte de esta sociedad está en la flexibilidad de una oferta que descubre las necesidades cambiantes de la demanda y se pliega a ellas. El valor servicio aparece como el factor emergente y de futuro. Este proceso se ha acelerado además por la globalización e interdependencia crecientes. En pocos años se ha pasado de estructuras sociales que trataban de operar en compartimentos estancos a un modelo en el que la intercomunicación lo penetra todo. Antes se buscaba la autosuficiencia de los agentes económicos y sociales procurando aislarlos o distanciarlos. Hoy en cambio se piensa que la comunicación no perturba sino que enriquece. El conocimiento, y en concreto el mejor conocimiento de las necesidades superiores de la naturaleza humana, se pone en la base y el centro del progreso social y empresarial. Se hacen necesarios los modos de pensar más dinámicos, universalistas y humanistas.

AUTOENGAÑO EN LAS RELACIONES FINANCIERAS

AUTOENGAÑO EN LAS RELACIONES FINANCIERAS            Otro tipo de bienes aparentes, y por lo tanto éticamente injustos, son la resultante de ilusiones falsas favoreciendo el autoengaño de terceros y la explotación de su inexperiencia. Fomentar excesivamente la vanidad, el autoengaño o el afán de prestigio de la otra parte pueden también constituir ingresos… Seguir leyendo AUTOENGAÑO EN LAS RELACIONES FINANCIERAS

EMERGENCIA EN LAS RELACIONES FINANCIERAS

       Son rechazables éticamente aquellas formas de ingreso que surgen porque se crea para el comprador o para el vendedor una situación de emergencia.           La euforia financiera de las mal llamadas épocas doradas, unida a las ilimitadas facilidades crediticias de que gozaron las sociedades dinámicas allanaron las tomas de propiedad por parte… Seguir leyendo EMERGENCIA EN LAS RELACIONES FINANCIERAS

EL PELIGRO DE LAS ABSTRACCIONES

EL PELIGRO DE LAS ABSTRACCIONES            Hemos afirmado que la valía de algo es una relación de conveniencia del objeto valorado a los fines del sujeto término. Debemos añadir ahora que esa relación es una relación real. En el mundo económico no basta con idear, hay que «materializar». No nos podemos quedar en meras abstracciones,… Seguir leyendo EL PELIGRO DE LAS ABSTRACCIONES

ÊTRE UNIVERSITAIRE AUJOURD’HUI 

          L’évolution et l’adaptation de l’enseignement de l’économie à la réalité actuelle ne peut pas être déterministe, mais créative et harmonieuse dans la mesure où le progrès admet la variation et la libre génération. L’enseignement peut avoir une première conséquence négative : que l’étudiant protégé par les règles qui lui ont été imposés, sans avoir la capacité pour donner une explicaiton d’elles ni avoir saisi le sens. Une telle action est contraire à une attitude proprement rationnelle. Il n’y a pas de critique possible mais un conformisme répétitif qui empêche tout développement de la propre personnalité. Le véritable enseignement est celle qui montre les principes sur lesquels repose la conduite enseignée. Ainsi, l’action future ne sera pas seulement protégée par des règles, mais sera capable d’invoquer ces règles. Cette capacité fait l’action potentiellement auto-critique et élimine le conformisme et l’application indiscriminée des règles, et permet l’avancement et le développement personnel qui donnera les réponses appropriées aux nouvelles situations.

          Dans l’enseignement universitaire, il est nécessaire l’apparition des caractéristiques essentielles de cette institution séculaire, parmi lesquelles comprennent le souci universel de la connaissance, la liberté dans la recherche, la spontanéité dans les relations entre les enseignants et les étudiants ou l’indépendance du pouvoir politique. L’Université a créé un style de vie qui est inséparable de la compréhension occidentale du monde. Ce style fait que le savoir soit la méthode de l’avancement de la société et de la discipline pour la formation des générations futures. Pour essayer de renforcer ces caractéristiques essentielles de l’Université, elle ne peut pas tourner sur elle-même et stéréotyper les processus dans un académisme stérile. On ne peut pas perdre le lien entre la théorie et la pratique en succombant dans un intellectualisme trop pur ou trop soumis à la politique, ou, à l’autre extrémité, perdre le sens et l’orientation des connaissances pratiques. À mon avis, les sciences humaines ne peuvent pas être déconnectées des professions liées à la gestion économique en étant réduites aux actions éminemment techniques. Je ne considère pas que le style universitaire se renforce quand il se sépare radicalement de la culture scientifique et technique des sciences humaines. Nous devrions retrouver le sens de l’expression «être universitaire » qui implique un mode de vie, une méthode globale du travail, une vision du monde qui est stable mais aussi dynamiquement ouverte à quitter l’école.

 JJ Franch Meneu

SER UNIVERSITARIO EN NUESTROS DÍAS   

          La evolución y adaptación de la enseñanza de la economía a la realidad  actual  no  puede ser determinista sino creadora y armónica en cuanto que se afirma el progreso que como tal admite la variación y la libre generación. La enseñanza puede tener una primera consecuencia negativa que es que el alumno actúe amparado en las reglas que se le han expuesto, sin tener capacidad para dar una explicación de ellas ni haber captado verdaderamente su sentido. Tal actuación, evidentemente, es contraria a una  actitud propiamente racional. No hay posible auto crítica sino un mero conformismo repetitivo que impide todo desarrollo de la propia personalidad. La auténtica docencia es la que pasa de ese estadio para mostrar los principios sobre los que se apoya la conducta enseñada. De esta forma, la actuación futura no estará sólo amparada en reglas, sino que será capaz de invocar tales reglas. Tal capacidad hace a la acción potencialmente auto crítica y, por consiguiente, elimina el conformismo y la aplicación indiscriminada de las reglas, así como posibilita el avance y el desarrollo personal que dará las respuestas oportunas ante las nuevas situaciones.

          En la enseñanza universitaria deben aparecer los rasgos esenciales de esta institución multisecular entre los que cabe destacar la preocupación universal por el saber, la libertad en su búsqueda, la espontaneidad en las relaciones entre maestros y discípulos o la independencia del poder político. La Universidad ha creado un estilo de vida que es inseparable de la comprensión occidental del mundo. Ese estilo hace del saber el método de avance de la sociedad y la disciplina para la formación de las futuras generaciones. Para tratar de consolidar estos rasgos esenciales la Universidad no puede replegarse sobre sí misma y acabar estereotipando sus procesos en un academicismo estéril. Tampoco se puede perder la conexión entre la teoría y la práctica cayendo en un intelectualismo demasiado puro o demasiado sometido a lo político, o, en el otro extremo, perdiendo el sentido y orientación del conocimiento práctico. En mi opinión las humanidades no se pueden desconectar de las profesiones relacionadas con la gestión económica quedándose éstas reducidas a las acciones eminentemente técnicas. No considero que se realce el estilo universitario cuando se separa radicalmente la cultura científico técnica de las humanidades. Tendríamos que recuperar el sentido de la expresión «ser universitario» que implica un modo de vida, un método global de trabajo, una visión del mundo que se mantiene estable pero dinámicamente abierta al dejar las aulas.

 LA ECONOMÍA COMO CIENCIA DE LA CONDUCTA HUMANA
        Las más modernas concepciones de la Economía la encuadran entre las ciencias de la conducta y de la acción humana. Las distintas elecciones libres entre alternativas factibles que se toman en la vida cotidiana, y que condicionan los procesos económicos de asignación de recursos, están impregnadas de la tensión hacia los fines últimos que cada actor se plantea o descubre como màs convenientes en la vida. La elección humana se enmarca en un proceso dinámico y continuo, inmerso en el tiempo, donde las decisiones tomadas en períodos pasados interactúan con las elecciones presentes y futuras.
          No es ajeno a la Economía, por lo tanto, la selección individual de estilos de vida o modelos de conducta que se van realizando en el transcurso del tiempo y con el concurso de distintas concepciones culturales, éticas, políticas, sociales, familiares, trascendentes o intrascendentes. Cada persona puede elegir un plan de vida, es decir una secuencia de acciones con las que, según la tendencia connatural, espera que le aseguren una aproximación hacia experiencias «interesantes» y «buenas» que  le compensen y le hagan feliz. Las necesidades humanas básicas de alimento, vestido, vivienda, sexo, seguridad, libertad… etc, establecen lógicamente límites sobre los estilos de vida posibles. Pero los individuos en las modernas sociedades de Occidente hace tiempo que, esencialmente, han logrado niveles de opulencia que les permiten ir màs allá de los mínimos biológicos que determinan las conductas.
          El premio Nobel de Economía James Buchanan explica esto mismo en «La razón de las normas» resaltando que las elecciones de hoy pueden conformar, en alguna medida difícilmente cuantificable pero real, las preferencias de mañana y de más tarde. El individuo se «construye» a sí mismo para su actuación y su ser en épocas futuras. «Construye» lo que va a ser la unidad de elección en las fechas posteriores, así como el conjunto de opciones de las que el día de mañana dispondrá dentro de ciertos límites.
          Al reconocer que las elecciones hechas ahora afectan a las de mañana y más tarde, el estudio de estas cuestiones tiene que implicar una especie de «preferencias de preferencias» que ordenen el resto y que permiten jerarquizar los distintos futuros posibles estimando unos mejor que otros. Las elecciones en el tiempo presente tenderán a reflejar esas preferencias. El éxito en las próximas Olimpiadas, por ejemplo, sólo se conseguirá con un renovado esfuerzo disciplinado de cumplimiento libre de ciertas reglas y normas autoimpuestas.

MATERIALIZAR LA UTOPÍA HUMANA

MATERIALIZAR LA UTOPÍA HUMANA Aunque la Economía necesita tratar con las realidades materiales por su origen y, por lo tanto, necesita conocimientos de las ciencias de la naturaleza, lo importante no son esas realidades en sí mismas consideradas, sino en tanto en cuanto pueden servir al hombre, es decir, en cuanto valen. El punto de… Seguir leyendo MATERIALIZAR LA UTOPÍA HUMANA