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«Faltábanme aún muchas cosas, entre ellas, agujas, alfileres e hilo, así como una azada, un pico y una pala para cavar y transportar tierra.»
«La falta de tales herramientas me obligaba a trabajar con gran lentitud, y así, tardé cerca de un año en terminar totalmente la empalizada. Las estacas de que se componía pesaban mucho y harto trabajo me costaba moverlas; necesité tanto tiempo para cortarlas en el bosque, darles forma, y sobre todo, para conducirlas hasta mi morada, que una sola me costaba a veces dos días, tanto el cortarla como el transportarla, y un tercer día el hincarla en el suelo».
DEFOE, Robinson Crusoe, Orbis, Barcelona 1988, p. 55.
El trabajo se ocupa de «agentes naturales» para crear capital que luego se utiliza para multiplicar la productividad en colaboración con la tierra y el trabajo. Aunque el capital es creación previa del trabajo, una vez que existe es empleado por el trabajo para incrementar la producción.
Murray N. Rothbard, Historia del Pensamiento Económico. Volumen II: La economía clásica. Madrid: Unión Editorial, 2000; pp. 42
«Podemos entender entonces la economía como ese proceso dinámico, acumulativo y expansivo en valor que consiste en la transformación ordenada de la materia generación tras generación de cara a una vida mejor y proporcionadamente más adecuada para el mayor número de personas. Es esa lucha constante por erradicar la pobreza en todos sus aspectos. Éste es uno de los grandes objetivos que la humanidad está tratando de alcanzar desde los siglos originales perdidos en el tiempo.»
Crusoe debe producir antes de poder consumir. Sólo respetando esta secuencia le es posible el consumo. En este proceso de producción, de transformación, el hombre moldea y modifica el entorno natural para sus propios fines, en lugar de verse simplemente determinado, como los animales, por este entorno.
Murray N. Rothbard, La ética de la libertad, Pág. 61.
La convergencia de una concatenación de descubrimientos científicos a lo largo de la historia tales como el ábaco, el cálculo matemático con el sistema binario, la electricidad, el silicio, la fibra óptica,…etc., han hecho posible ese despliegue global desde la persona individual a través de la microinformática personal influyendo sobre el lenguaje, las ciencias, el arte y, desde luego, la economía. Todas las actividades industriales y de servicios, también las agrícolas y especialmente el mundo financiero, junto al estilo de vida de nuestras sociedades, se encuentran aceleradamente afectadas y ello implica cambios importantes institucionales, jurídicos y sociales, en algunos casos ciertamente complejos.
Para entender mejor cuál era el significado de la palabra «naturaleza» en los tiempos medios, resulto útil acudir a la etimología. El vocablo tiene en su origen semántico un doble aspecto. «Natura» procede del participio pasivo –natus- del verbo nascor, nacer. Nascor proviene a su vez de «gena», engendrar. Es decir, lo que surge y nace, lo que es engendrado. El término naturaleza equivale, pues, a natividad, a nacimiento, a generación de los vivientes, en cuya raíz se encuentra el cambio, la mutación, el devenir. Significa, en consecuencia, dos cosas a la vez. Por una parte, la existencia de un principio con fuerza suficiente para engendrar, para hacer nacer, para crear; por otra, la cosa acabada, el resultado, lo engendrado en su totalidad.
Rodríguez Casado, Vicente, Orígenes del capitalismo y del socialismo contemporáneo. Madrid: Espasa-Calpe, 1981; p. 40.