Información privilegiada y uso de la información – Capítulo III – Apartado 8

CRISIS ECONÓMICAS Y FINANCIERAS.  CAUSAS PROFUNDAS Y SOLUCIONES

Capítulo III

ÉTICA EN LA LIBERTAD DE LOS MERCADOS

3.8 – Información privilegiada y uso de la información

          Antonio Argandoña[1] explica los problemas éticos de la información privilegiada (insider trading) y la define como aquella información que tiene una persona en situación de confidencialidad o lealtad para con una empresa, que puede producir beneficios extraordinarios al alterar el valor de las acciones o de otros activos financieros de la empresa, y que se utiliza en beneficio del que posee la información o de un tercero. Esa información se puede referir a muy variados aspectos de la actuación de una empresa que cotiza en los mercados de valores: resultados positivos en una investigación innovadora, cambios importantes en el personal directivo, lanzamiento de nuevos productos, puesta en marcha de nuevos procesos, planes de ampliación inversora con respecto a otras empresas, fusiones, actuaciones ilegales, regulación drástica de plantilla, conocimiento anticipado de determinadas decisiones de política monetaria o sobre la fiscalidad … etc. La característica de la información privilegiada cuyo sentido ético se pone en duda es su utilización para beneficio propio o de otras personas ya que en mercados globalizados, y que trabajan en tiempo real, el conocimiento de determinados datos un poco antes que la mayoría puede reportar cuantiosos beneficios aprovechando las oscilaciones que se producirán en las cotizaciones.

          Aunque se ponen ciertos reparos a su condena ética en cuanto puede parecer que cumple una función de eficiencia en los mercados de capitales donde el flujo de información es importante, el comercio con información privilegiada es inmoral ya que va contra la lealtad que hemos señalado anteriormente violando la confianza que la empresa pone en determinadas personas, sea de dentro de la misma (directivos, empleados), sea externos a ella (asesores, intermediarios financieros, etc.). La empresa tiene un derecho de propiedad sobre la información privilegiada cuyo uso arbitrario sin permiso supone una apropiación indebida ya que hay un bien común de la empresa que debe ser respetado. Esa transgresión de la confianza y lealtad, de los derechos de propiedad y del bien común de la empresa, tiene perjuicios mucho mayores también en el ámbito de la eficiencia de los mercados. Como los procesos innovadores en todos los campos se estimulan con la consecución de rentabilidades fruto de ese diferencial innovador, la transgresión de la confidencialidad debida desincentiva el descubrimiento de esos nuevos proyectos beneficiosos para la empresa y para el conjunto social. Además de todo ello, si el mal uso de la información privilegiada no se persigue, puede fomentar medios no lícitos para conseguirla o manipularla. De igual forma que la interdependencia de conductas éticas positivas genera un espiral positiva en los mercados, las conductas inmorales producen espirales negativas.

          Para actuar con justicia y para no provocar excesivos costes a la empresa, la difusión de esa información debe darse a conocer a todos los agentes interesados de modo rápido y simultáneo, sin discriminaciones que privilegien el interés pecuniario inmediato. El sentido ético generalizado es imprescindible en estos aspectos ya que es prácticamente imposible regular a través de las leyes este tipo de conductas. Si el trasfondo de las actuaciones es netamente egoísta la regulación concreta de conductas prohibidas fomentará los fraudes y trampas a la ley.

           Decíamos anteriormente que la función fundamental del mercado secundario era proporcionar liquidez a los títulos ya emitidos. Esto supone incrementar el nivel de aceptación de éstos por parte de los ahorradores. Cuando se sospecha, o se tiene la certeza, de que las informaciones privilegiadas son moneda de cambio común en esos mercados: se convierten en meramente especulativos, la desconfianza se extiende de nuevo entre los ahorradores (posibles inversores) que no tienen acceso fácil a esas informaciones privilegiadas y el «efecto expulsión» empieza a actuar drenando recursos al sistema. El decaimiento del mercado secundario repercutirá sobre el primario y la economía real.

[1] Argandoña, Antonio, “Los problemas éticos de la información privilegiada”, en el II Coloquio interdisciplinar de Ética Económica y Empresarial” (Barcelona: IESE, 1992).

Crisis económicas y financieras. Causas profundas y soluciones.

Capítulo III

ÉTICA EN LA LIBERTAD DE LOS MERCADOS