LA ECONOMÍA COMO CIENCIA DE LA CONDUCTA HUMANA

 LA ECONOMÍA COMO CIENCIA DE LA CONDUCTA HUMANA
        Las más modernas concepciones de la Economía la encuadran entre las ciencias de la conducta y de la acción humana. Las distintas elecciones libres entre alternativas factibles que se toman en la vida cotidiana, y que condicionan los procesos económicos de asignación de recursos, están impregnadas de la tensión hacia los fines últimos que cada actor se plantea o descubre como màs convenientes en la vida. La elección humana se enmarca en un proceso dinámico y continuo, inmerso en el tiempo, donde las decisiones tomadas en períodos pasados interactúan con las elecciones presentes y futuras.
          No es ajeno a la Economía, por lo tanto, la selección individual de estilos de vida o modelos de conducta que se van realizando en el transcurso del tiempo y con el concurso de distintas concepciones culturales, éticas, políticas, sociales, familiares, trascendentes o intrascendentes. Cada persona puede elegir un plan de vida, es decir una secuencia de acciones con las que, según la tendencia connatural, espera que le aseguren una aproximación hacia experiencias «interesantes» y «buenas» que  le compensen y le hagan feliz. Las necesidades humanas básicas de alimento, vestido, vivienda, sexo, seguridad, libertad… etc, establecen lógicamente límites sobre los estilos de vida posibles. Pero los individuos en las modernas sociedades de Occidente hace tiempo que, esencialmente, han logrado niveles de opulencia que les permiten ir màs allá de los mínimos biológicos que determinan las conductas.
          El premio Nobel de Economía James Buchanan explica esto mismo en «La razón de las normas» resaltando que las elecciones de hoy pueden conformar, en alguna medida difícilmente cuantificable pero real, las preferencias de mañana y de más tarde. El individuo se «construye» a sí mismo para su actuación y su ser en épocas futuras. «Construye» lo que va a ser la unidad de elección en las fechas posteriores, así como el conjunto de opciones de las que el día de mañana dispondrá dentro de ciertos límites.
          Al reconocer que las elecciones hechas ahora afectan a las de mañana y más tarde, el estudio de estas cuestiones tiene que implicar una especie de «preferencias de preferencias» que ordenen el resto y que permiten jerarquizar los distintos futuros posibles estimando unos mejor que otros. Las elecciones en el tiempo presente tenderán a reflejar esas preferencias. El éxito en las próximas Olimpiadas, por ejemplo, sólo se conseguirá con un renovado esfuerzo disciplinado de cumplimiento libre de ciertas reglas y normas autoimpuestas.