Ha llegado el momento de plantear nuestro problema original

Ha llegado el momento de plantear nuestro problema original: si estamos estudiando la relación entre mercado y sociedad y nos planteamos si existe realmente un antagonismo entre mercado y sociedad que justifique la regulación de los mercados, ¿no será la falta de una clara visión de la importancia de los precios el causante del conflicto planteado entre sociedad  versus mercado? ¿No será que la constante legislación reguladora del mercado en aras de una sociedad más justa, está generando desequilibrios sociales en aras de una equívoca visión de los precios? La mejor respuesta afirmativa a estas dos preguntas la ofrece Julián Marías. Se plantea las consecuencias de la introducción de tasas en la economía y objeta que las tasas no son un uso social. La tasa nos se genera en la esfera de la sociedad, sino en la jurídica y estatal; es un precio legal (p. 98). Precio legal que no depende de la realidad objetiva que genera los precios normales. La tasa o precio legal es el resultado de un querer que es en rigor un poder: el poder público (p. 99). Este origen estatal, no social, de las tasas que dependen en última instancia de voluntades personales (tengan en mente el problema de las ayudas al aceite) hace que el precio no vaya adscrito a la cosa con un mínimo de permanencia con su correlato económico. Las tasas se convierten en objeto de mercadeo político. Esta situación genera un estado de incertidumbre en el que realmente no se sabe a ciencia cierta el valor real de las cosas. Los constantes cambios en las negociaciones políticas, con propuestas y rectificaciones, introduce una gran incertidumbre en estos aspectos de la vida. Aparece una inestabilidad que Marías denomina “inducida” (p. 101) que se proyecta sobre lo que se debe hacer. 

Javier Aranzadi del Cerro, La importancia social de los mercado, pp. 5-6.