MADRID – Con video

HISTORIA DE MADRID Madrid es la capital de España y de la Comunidad de Madrid. También conocida como la Villa y Corte, es la ciudad más grande y poblada del país. Como capital del Estado, Madrid alberga las sedes del gobierno, Cortes Generales, ministerios, instituciones y organismos asociados, así como la residencia oficial de los… Seguir leyendo MADRID – Con video

ALCALÁ DE HENARES

HISTORIA DE ALCALÁ DE HENARES Los orígenes de la ciudad de Alcalá se remontan a la época celtíbera (Ikesankom Kombouto o Iplacea), pero será con la llegada de los romanos cuando se formará una ciudad notable llamada Complutum, que en sus más de cuatro siglos de existencia alcanzó una importancia que mantendría a lo largo… Seguir leyendo ALCALÁ DE HENARES

Padre nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad 
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy 
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos 
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

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Regina Coeli

Reina del cielo alégrate; aleluya. 

Porque el Señor a quien has merecido llevar;
aleluya. 
Ha resucitado según su palabra;
aleluya. 
Ruega al Señor por nosotros;
aleluya. 
Gózate y alégrate, Virgen María;
aleluya.
Porque verdaderamente ha resucitado el Señor;
aleluya.

SALMO 51

Del maestro de coro. Salmo de David.

2 Cuando el profeta Natán lo visitó, después que aquél se había unido a Betsabé.

3 ¡Ten piedad de mí, oh Dios, por tu bondad,

por tu gran compasión, borra mis faltas!

4 ¡Lávame totalmente de mi culpa

y purifícame de mi pecado!

5 Porque yo reconozco mis faltas

y mi pecado está siempre ante mí.

6 Contra ti, contra ti solo pequé

e hice lo que es malo a tus ojos.

Por eso, será justa tu sentencia

y tu juicio será irreprochable;

7 yo soy culpable desde que nací;

pecador me concibió mi madre.

8 Tú amas la sinceridad del corazón

y me enseñas la sabiduría en mi interior.

9 Purifícame con el hisopo y quedaré limpio;

lávame, y quedaré más blanco que la nieve.

10 Anúnciame el gozo y la alegría:

que se alegren los huesos quebrantados.

11 Aparta tu vista de mis pecados

y borra todas mis culpas.

12 Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,

y renueva la firmeza de mi espíritu.

13 No me arrojes lejos de tu presencia

ni retires de mí tu santo espíritu.

14 Devuélveme la alegría de tu salvación,

que tu espíritu generoso me sostenga:

15 yo enseñaré tu camino a los impíos

y los pecadores volverán a ti.

16 ¡Líbrame de la muerte, Dios, salvador mío,

y mi lengua anunciará tu justicia!

17 Abre mis labios, Señor,

y mi boca proclamará tu alabanza.

18 Los sacrificios no te satisfacen;

si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:

19 mi sacrificio es un espíritu contrito,

tú no desprecias el corazón contrito y humillado.

20 Trata bien a Sión por tu bondad;

reconstruye los muros de Jerusalén,

21 Entonces aceptarás los sacrificios rituales

–las oblaciones y los holocaustos–

y se ofrecerán novillos en tu altar.

PSALMUS 51 (50)

1 Magistro chori. PSALMUS. David,
2 cum venit ad eum Nathan propheta,
postquam cum Bethsabee peccavit.
3 Miserere mei, Deus, secundum misericordiam tuam;
et secundum multitudinem miserationum tuarum
dele iniquitatem meam.
4 Amplius lava me ab iniquitate mea
et a peccato meo munda me.
5 Quoniam iniquitatem meam ego cognosco,
et peccatum meum contra me est semper.
6 Tibi, tibi soli peccavi et malum coram te feci,
ut iustus inveniaris in sententia tua et aequus in iudicio tuo.
7 Ecce enim in iniquitate generatus sum,
et in peccato concepit me mater mea.
8 Ecce enim veritatem in corde dilexisti
et in occulto sapientiam manifestasti mihi.
9 Asperges me hyssopo, et mundabor;
lavabis me, et super nivem dealbabor.
10 Audire me facies gaudium et laetitiam,
et exsultabunt ossa, quae contrivisti.
11 Averte faciem tuam a peccatis meis
et omnes iniquitates meas dele.
12 Cor mundum crea in me, Deus,
et spiritum firmum innova in visceribus meis.
13 Ne proicias me a facie tua
et spiritum sanctum tuum ne auferas a me.
14 Redde mihi laetitiam salutaris tui
et spiritu promptissimo confirma me.
15 Docebo iniquos vias tuas,
et impii ad te convertentur.
16 Libera me de sanguinibus, Deus, Deus salutis meae,
et exsultabit lingua mea iustitiam tuam.
17 Domine, labia mea aperies,
et os meum annuntiabit laudem tuam.
18 Non enim sacrificio delectaris;
holocaustum, si offeram, non placebit.
19 Sacrificium Deo spiritus contribulatus;
cor contritum et humiliatum, Deus, non despicies.
20 Benigne fac, Domine, in bona voluntate tua Sion,
ut aedificentur muri Ierusalem.
21 Tunc acceptabis sacrificium iustitiae, oblationes et holocausta;
tunc imponent super altare tuum vitulos.

26/4/2024 – Viernes de la 4ª semana de Pascua. San Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia, fiesta.

The Holy Bible.

1ª lectura

Vuestra fe se apoye en el poder de Dios.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1‐10.

Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado.
También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Sabiduría, sí, hablamos entre los perfectos; pero una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, condenados a perecer, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.
Sino, como está escrito:
«Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman». Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu; pues el Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.

Salmo

Sal 118, 99-100. 101-102. 103-104.
R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.

Soy más docto que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos.
Soy más sagaz que los ancianos,
porque cumplo tus mandatos. R.

R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.

Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra;
no me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido. R.

R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.

¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca!
Considero tus mandatos,
y odio el camino de la mentira. R.

R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.

Aleluya Mt. 5, 16
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Brille así vuestra luz ante los hombres,
para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre. R.

Evangelio

Vosotros sois la luz del mundo.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 13‐19.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».

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