«Oikos‑nomos», economía doméstica, orden en la casa. Allí no hace falta dinero, allí el trabajo es el orden. El orden no dogmático para hacer posible la vida sana. Los padres y madres de familia traen al hogar bienes materiales, pero el trabajo doméstico consiste en ordenarlos todos, poner cada cosa -que nos despierta tantas veces- en su sitio y teniendo un sitio para cada una de esas cosas; calculando un tiempo para cada cosa y haciendo cada cosa a su tiempo, aunque cueste.

Cada hogar es todo un mundo a organizar con la flexibilidad del cariño entre los cónyuges y de los padres a los hijos, y de los hijos a los padres. Esa es la gran tarea de paz. La empresa es una anécdota de la familia; ésta es la importante luchando para no aplatanarse, y sin ser un cazador furtivo de bienes.

En la familia es más patente que el trabajo conduce a la vida, a una cada vez mejor vida. Trabajo en sentido genérico, no sólo material, también intelectual y espiritual: trabajo del limpiar, de arreglar, del insinuar al hijo para que él descubra la solución al problema, de guiñar el ojo para animar e indicar que, en tal o cual pillería de amor, somos cómplices;…

Trabajo de hablar cambiando el hilo de la conversación, o trabajo de escuchar reconociendo la sabiduría del otro. Trabajo del protocolo familiar, trabajo del descanso y del sueño, del deporte y del baile, del mirar y del callar.