Dos son las partes de la justicia, hacer el bien y apartarse del mal. (…) – Domingo de Soto
Dos son las partes de la justicia, hacer el bien y apartarse del mal.
El primero no se debe a todos promiscuamente, sino a personas determinadas; y a quien principalmente se debe es a Dios y a los padres según Dios; sin embargo, no injuriar y no herir es cosa debida a todos; y por eso, después de la primera tabla y del cuarto mandamiento con los cuales mándanse aquellas cosas que se deben a Dios y a los padres, prohíbense muy acertadamente en general los males de todos[1]. La justicia es a otro; mas la fortaleza y la templanza componen al hombre en orden a sí mismo[2].
[1] Domingo de Soto, Tratado de la justicia y el derecho, T. II, Madrid, Editorial Reus, 1922 T. II, p. 50.