LA CREACIÓN DEL INSTANTE (MEMORIAS) – Índice 1

LA CREACIÓN DEL INSTANTE (MEMORIAS)

LA CREACIÓN DEL INSTANTE
(MEMORIAS)

NUEVE

Con la inutilidad y el sarcasmo de un radiador apagado   y frío en pleno invierno.

Esfuerzo continuado y colosal de no querer ser especial ni raro, sino normal: uno más, corriente, vulgar y anónimo sin dejar de servir escondido y sin que se note nada de nada. Desapegarme de los demás apegándome a los míos y a lo mío, pero sin exaltación, con moderación; con la paz y serenidad de un anciano confiado.

Cansado en el atardecer otoñal al solaz del fuego del hogar, pensando exhausto en cómo he ido caminando con tirones de amor a lo largo y ancho de la vida siempre desconcertante.

Soñar la economía doméstica, toda proporción y alegría vivaz que encandila.

Soñar que sueño y despertar soñando.

Engranaje de la vida cotidiana.

Guiso inevitable en la cercanía del mediodía invernal

Ritmo cansino del anciano atardecer cuando la juventud del día se  alejó corriendo.

Andar los minutos frenando el ímpetu que estropea el buen hacer que se encuentra en cada segundo consciente.

Anidar en tus brazos leyendo tu rostro que resplandece claridad en tus ojos chispeantes.

LA CREACIÓN DEL INSTANTE
(MEMORIAS)

LA CREACIÓN DEL INSTANTE (MEMORIAS) – DIECISIETE

LA CREACIÓN DEL INSTANTE (MEMORIAS) DIECISIETE No me digas que los españoles son envidiosos y quijotes, o que los árboles dan sombra, sino que dime más bien que la envidia estimulada por Carmen no deja pensar a su cuñado Pedro en su madurez; que mi amigo Juan, espoleado por la lectura y contemplación de tantos… Seguir leyendo LA CREACIÓN DEL INSTANTE (MEMORIAS) – DIECISIETE

LA CREACIÓN DEL INSTANTE
(MEMORIAS)

DIEZ

Cansarme de estar quieto y descansar corriendo.

Entrevistar con tesón y picardía a uno mismo para saber quien soy y hacia dónde quiero ir yendo.

Manifestando la variedad y nimiedad de un enjambre de mosquitos arremolinados al trasluz del sol que atardece.

Arizónicas verdes y esplendorosas por fuera, pero resecas y cadavéricas por dentro ante la falta de luz vivificante.

Se encontró con un tigre salvaje domado por la suavidad del jazmín amanecido.

El odio de la injusticia  se instala siempre, como fuerza agresiva y exclusiva, en los entresijos de la mente, llenándola toda entera, dejándola inactiva, y condenándola a estar llena de vacío.

Servir mejor a los demás concentrándonos en lo nuestro que siempre es un mundo sorprendente e inabarcable entrelazado con todo lo demás y con todos los demás.

Oír tu voz femenina y maternal aunque me encuentre a mil kilómetros de distancia, y escucharla algunas veces más que si  me encuentro abrazándote en la noche.

Sólo se vive una vez y hay que llenarla hasta desbordarse.

Dolor de pensarse. Dolor que acaba rompiendo en alegría.