Aunque tenía que hacer muchas cosas

Aunque tenía que hacer muchas cosas en mi ordenador incorporando novedades a mi website y a mis redes sociales, a   regañadientes fui a limpiar las cacas de Rocky -mi perro guardián- que estaban distribuidas estratégicamente según su buen entender por todos los rincones y recovecos del jardín familiar. La señora de la casa me había insinuado  que se tenía que hacer cuanto antes ese trabajo.
Ya en esa entretenida y olorosa tarea, y a la vez que lentamente -para hacerla bien y porque soy mayorcillo- iban pasando por mi pensar y repensar diversas imágenes y acontecimientos medio nublados del pasado que rebotando enmarañadas y entremezcladas  en mi pensamiento actual se proyectaban unas con otras en el repensar hacia el  futuro mucho más nítidas, luminosas, organizadas e incluso bienolientes y con texturas maravillosas.
La lenta, olorosa y entretenida tarea se acabó  convirtiendo en muy interesante. Porque mientras el jardín empezaba a parecer cada vez más versallesco se solucionaban problemas, se inventaban nuevas maneras de hacer esto o aquello, se abrían puertas a la esperanza cierta, e incluso se adivinaban misterios escondidos.
La multitarea terminó con al menos  tres convicciones: que los excrementos de Rocky son muy interesantes; que también los varones y no sólo las mujeres son capaces de hacer más de una cosa a la vez; y que era importante limpiar el versallesco jardín más habitualmente.