Intuyo tu amor inmenso y conozco la inmensidad sentida del mío Rocío, pero déjame que te diga que, algunas veces, sin sentir lo siento, y, otras tantas, sin querer te quiero.
LA CREACIÓN DEL INSTANTE (MEMORIAS)
Evocación de lo nimio, que se regenera y perpetúa en cada instante de todo el pasado ya presente que reverbera en el futuro que aún no es.
Cuando queremos levantar el vuelo tratando de captar allí las ideas universales, y la cabeza, atontada, no responde, basta con achicar hacia lo más cercano nuestras potencias dormidas para que la brisa vuelva a soplar y el frescor de la luz amanezca.
El frío primaveral estimula el calor familiar que medita, charlando junto a la hoguera, cómo seguir amando.
La sencillez tornasolada ilumina el trasiego familiar cotidiano convirtiendo el gesto y la palabra de cada cual en verso noble y blasón triunfal.
El éxito triunfal y agradable sólo se consigue a golpe de entrenamiento anónimo muchas veces desagradable.
El patrimonio de cada quien, sea grande o pequeño, intelectual y físico, es un manantial inagotable de riqueza personal, familiar y social sabiendo cultivarlo creativamente con constancia, pericia y sana picardía servicial.
LA CREACIÓN DEL INSTANTE (MEMORIAS)
Si quieres solucionar pronto aquel problema lejano, soluciona primero el cercano; si quieres subir hacia el cielo, baja antes a la profundidad de tu interior; y si quieres correr hacia el infinito frena tu paso desbocado y elige la ruta paciente.
Uno de mis nietos gemelos -11 meses tiene ya- se me quedó dormido en mis brazos a la vez que le mecía. Mientras lo acunaba pensé que también usted que me lee y yo tuvimos un día 11 meses. Pero me sorprendió darme cuenta que también mi padre me durmió en brazos más de una vez. Siempre pensamos que son las madres las que nos acunan y duermen pero -al menos para mi hoy- ha sido un descubrimiento saber que también mi padre lo hizo muchas veces. Han sido unos momentos únicos e inolvidables que no cambiaría por nada del mundo.
Cuando queremos levantar el vuelo tratando de captar allí las ideas universales, y la cabeza, atontada, no responde, basta con achicar hacia lo más cercano nuestras potencias dormidas para que la brisa vuelva a soplar y el frescor de la luz amanezca.