EL ALEPH – JORGE LUIS BORGES – CUENTO

EL ALEPH La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí… Seguir leyendo EL ALEPH – JORGE LUIS BORGES – CUENTO

Primera parte.  El universo de la lectura – 1. Por qué leer

Primera parte.  El universo de la lectura  1. Por qué leer          Leer, igual que hablar, es  una necesidad. Aprender a leer y escribir es aprender a expresarse a través de un medio especialmente eficaz, base de todos los demás. Lengua hablada y lengua escrita están íntimamente unidas.          La anterior y  elemental consideración sólo… Seguir leyendo Primera parte.  El universo de la lectura – 1. Por qué leer

Por supuesto este no es el caso de desarrollar toda una teoría en torno a la metáfora, por lo que no voy a contemplar las variadas definiciones que en torno a la misma han surgido en los últimos años. En líneas generales me centro en los aspectos clásicos de considerar tropo o metáfora a aquella palabra o palabras percibidas como a-normales en el uso cotidiano, es decir, términos que escapan al uso normal de la lengua. En esta línea se encuentra el trabajo de Albert katz, al referir su experiencia con su hija, indicándonos el modo de reconocimiento metafórico, cuando al decirle: “The grass is greener on the other side” , la niña, de cinco años le indica que reconoce las palabras pero no lo que quiere decir y afirma con Winner que los niños son capaces de reconocer el uso no literal del lenguaje antes de conocer su existencia.

   Inicialmente parto de tres hipótesis: En primer lugar la diferenciación según la psicología en tres tipos de inteligencia, estudiadas como capacidades de los niños. A) Lógico-matemática B) Manipulativa C) Creativa. En segundo lugar se trata de relacionar el lenguaje, en este caso el castellano,  con las tres capacidades citadas. Al analizar el desarrollo del castellano nos damos cuenta de la afluencia de metaforización que dificulta el proceso de traducción a otros idiomas, en este apartado cabe preguntarse por qué se origina esta afluencia. Si relacionamos esta capacidad metafórica con los tres tipos de inteligencia, indudablemente con la que se  relaciona es con la inteligencia creativa.  En tercer lugar, esta inteligencia creativa y la capacidad metafórica convertiría en “casi natural” tras el proceso del Modernismo y  la Vanguardia  la aparición de lo real maravilloso y del Realismo mágico avalados además por ser el castellano una lengua constantemente en contacto con otras culturas durante la etapa de su conciencia como idioma. 

Rocío Oviedo y Pérez de Tudela, “Creatividad y metáfora: el ejemplo del castellano y la literatura hispanoamericana” , 2º Congreso de la Asociación coreana de hispanistas, Alcalá de Henares, 27 a 29 de junio de 2002.

11.- La verdadera trascendencia

11.- La verdadera trascendencia          Es esencial, por eso, tener una idea verdadera de la trascendencia espiritual. El Diccionario de la Academia no es especialmente avispado al definir el sustantivo trascendencia. La primera acepción, es “penetración, perspicacia”, algo no muy en el uso corriente del idioma. La segunda es “resultado, consecuencia de índole grave o… Seguir leyendo 11.- La verdadera trascendencia

4. Leer novela de otras literaturas – Por qué leer

4. Leer novela de otras literaturas          Hay relatos desde tiempos muy antiguos, en casi todas las culturas.          Del antiguo Egipto, unos 1.800 años antes de Cristo quedan varios relatos jeroglíficos: la Historia del náufrago, Historia de Sinhué e Historia de los dos hermanos. De la civilización asiria tenemos el poema Gilgamesh, también del… Seguir leyendo 4. Leer novela de otras literaturas – Por qué leer

Segunda parte. – Una selección para poder elegir – 1. Leer poesía

Segunda parte. Una selección para poder elegir          Nadie puede poner como excusa para no leer el que no haya los suficientes libros de calidad, de gran calidad casi siempre. En esto, la producción mundial, cribada por el paso del tiempo, sigue siendo muy abundante. En las páginas que siguen se dan unas cuantas orientaciones… Seguir leyendo Segunda parte. – Una selección para poder elegir – 1. Leer poesía

10.- Iglesia, institución y carisma

         Esa oposición a una cultura empobrecida y, en la práctica, enemiga de Dios se parecería a la actividad de los profetas del Antiguo Testamento y, en el Nuevo, a la acción de Juan el Bautista. Además de preparar la aceptación de Cristo, Juan no guarda silencio ante la corrupción que le rodea. De hecho, según se narra en los Evangelios, la gota que quizá colmó el vaso de la cólera de Herodes fue aquello de “No te es lícito tenerla” (como esposa a Herodías, que era la mujer de Filipo, hermano de Herodes). “Y aunque quería matarle, tuvo miedo de la turba, pues le tenían como profeta”[61]. El profeta suele resultar incómodo, porque dice verdades que mucha gente no quiere oír.
Para poder actuar como un revulsivo, en la Iglesia debería, haber más respuestas proféticas a las situaciones históricas, aun manteniendo en toda su vigencia que la institución,  lo estable y permanente siendo un sacramento, es también carisma. El cardenal Ratzinger trató este tema en una conferencia del 27 de mayo de 1998 “Los movimientos eclesiales y su colocación teológica”  al inaugurar en Roma el  Congreso Mundial de los Movimientos Eclesiales, organizado por el Consejo Pontificio para los Laicos[62].
“¿Qué son, en efecto, los elementos institucionales implicados que orientan a la Iglesia en su vida como estructura estable? –se preguntaba Ratzinger-. Obviamente, el ministerio sacramental en sus diversos grados: episcopado, presbiterado, diaconado. El sacramento, que -significativamente- lleva consigo el nombre de Orden, es en definitiva la única estructura permanente y vinculante que, diríamos, da a la Iglesia su estructura estable originaria y la constituye como Institución (…).
Que el único elemento estructural permanente de la Iglesia sea un sacramento, significa, al mismo tiempo, que éste debe ser continuamente actualizado por Dios”.
Ese carisma institucional tiene como ámbito todo el mundo, la Iglesia es pues universal y aunque existan con toda legitimidad iglesias locales, también en lo local deber estar el aliento, por así decir, local.  Cuando esto no sea, surge un localismo que suele encerrarse en sí mismo, lo que le hace especialmente incapaz para lo que puede llamarse el carisma de la contestación (en el ámbito teológico se diría “denuncia profética”. En palabras de Ratzinger,  “las iglesias locales pueden haber pactado con el mundo deslizándose hacia cierto conformismo, la sal puede hacerse insípida, como en su crítica a la cristiandad de su tiempo, recrimina con hiriente crudeza Kierkegaard”.
Otro inconveniente para ese carisma es la existencia en la Iglesia, como apuntaba también Ratzinger, de “instituciones de derecho meramente humano, destinadas a múltiples formas de administración, organización, coordinación, que pueden y deben desarrollarse según las exigencias de los tiempos”. El entonces cardenal señalaba a continuación: “hay que decir a renglón seguido, que la Iglesia tiene, sí, necesidad de semejantes instituciones; pero, que si éstas se hacen demasiado numerosas y preponderantes, ponen en peligro la estructura y la vitalidad de su naturaleza espiritual. La Iglesia debe  continuamente verificar su propio conjunto institucional, para que no se revista de indebida importancia, no se endurezca en una armadura que sofoque aquella vida espiritual que le es propia y peculiar”.
Recordando que el ministerio sacerdotal es, en sí mismo, un carisma, el cardenal decía: “Allá donde el ministerio sacro haya sido vivido así, pneumáticamente y carismáticamente, no se da ninguna rigidez institucional: subsiste, en cambio, un apertura interior al carisma, una especie de olfato para el Espíritu Santo y su actuar. En líneas generales, la Iglesia deberá mantener las instituciones administrativas lo más reducidas posible. Lejos de sobreinstitucionalizarse, deberá permanecer siempre abierta a las imprevistas, improgramables llamadas del Señor”.
Si al complejo ante el “mundo moderno” se uniese un cierto enquistarse en las instituciones administrativas o un repliegue hacia lo local, los cristianos no estarían en un ámbito que les animase a “comerse el mundo”, aun a riesgo de equivocarse. Ese mirar de tú a tú a cualquiera, porque nadie es más que nadie, tendría que hacerse desde esa secularidad trascendente de la que se habló en otro apartado de este ensayo.
[61] Mateo, 14, 5.

Revolución, mundo moderno, cristianismo y libertad

Historia de un equívoco

                                                                 Rafael Gómez Pérez

9.- Sin miedo a la revolución

9.- Sin miedo a la revolución          Revolución en su sentido originario no es más que el movimiento completo de un planeta en su órbita. Es decir, volver al principio. Lo cual llevaría a aquellas entre cínicas y escépticas palabras de Fabrizio a su tío, el príncipe di Salina en Il Gattopardo: “Si queremos que… Seguir leyendo 9.- Sin miedo a la revolución

6.- Un  futurible y un futuro

6.- Un  futurible y un futuro Todo lo anterior hubiera sido posible pensar en el siglo XIX, sobre todo por los responsables eclesiásticos, si se hubiera seguido el ejemplo de intelectuales clarividentes como Chateaubriand, Tocqueville o Manzoni. Pero eso es, naturalmente, un futurible[33]. En cambio, para el futuro posible es apropiado seguir el ejemplo de… Seguir leyendo 6.- Un  futurible y un futuro