DOMINGOS

BIBLIA – PALABRA MUNDIAL DEL DÍA – DOMINGOS
(…)

21/7/2024 – Domingo de la 16ª semana de Tiempo Ordinario.

The Holy Bible.

1ª lectura: Reuniré el resto de mis ovejas y les pondré pastores
Lectura del libro de Jeremías 23, 1‐6

¡Ay de los pastores que dispersan y dejan que se pierdan las ovejas de mi rebaño! ‐ oráculo del Señor ‐.
Por tanto, esto dice el Señor, Dios de Israel a los pastores que pastorean a mi pueblo:
«Vosotros dispersasteis mis ovejas y las dejasteis ir sin preocuparos de ellas. Así que voy a pediros cuentas por la maldad de vuestras acciones ‐ oráculo del Señor ‐.
Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países adonde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas, para que crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las apacienten, y ya no temerán ni se espantarán. Ninguna se perderá ‐ oráculo del Señor ‐». Mirad que llegan días ‐ oráculo del Señor ‐ en que daré a David un vástago legítimo: reinará como monarca prudente, con justicia y derecho en la tierra.
En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro.
Y le pondrán este nombre: El‐Señor‐nuestra‐justicia».

Salmo: Sal 22
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R.

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

2ª lectura: Él es nuestra paz: el que de los dos pueblos ha hecho una sola cosa
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 2, 13‐18

Hermanos:
Ahora, gracias a Cristo Jesús, los que un tiempo estabais lejos estáis cerca por la sangre de Cristo.
Él es nuestra paz: el que de los dos pueblos ha hecho uno, derribando en su cuerpo de carne el muro que los separaba: la enemistad.
Él ha abolido la ley con sus mandamientos y decretos, para crear, de los dos, en sí mismo, un único hombre nuevo, haciendo las paces. Reconcilió con Dios a los dos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, a la hostilidad. Vino a anunciar la paz: paz a vosotros los de lejos, paz también a los de cerca.
Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre por medio de él en un mismo Espíritu.

Aleluya Jn 10, 27
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Mis ovejas escuchan mi voz ‐ dice el Señor ‐,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.

Evangelio: Andaban como ovejas que no tienen pastor
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 30‐34

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo:
«Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco».
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

14/7/2024 – Domingo de la 15ª semana de Tiempo Ordinario.

1ª lectura: Ve, profetiza a mi pueblo
Lectura de la profecía de Amós 7, 12‐15

En aquellos días, Amasías, sacerdote de Betel, dijo a Amós:
«Vidente, vete, huye al territorio de Judá. Allí podrás ganarte el pan y allí profetizar. Pero en Betel no vuelvas a profetizar, porque es el santuario del rey y la casa del reino».
Pero Amós respondió a Amasías:
«Yo no soy profeta ni hijo de profeta. Yo era un pastor y cultivador de sicomoros.
Pero el Señor me arrancó de mi rebaño y me dijo: ‘Ve y profetiza a mi pueblo Israel”».

Salmo: Sal 84
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos.»
La salvación está cerca de los que lo temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

El Señor nos dará lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino. R.

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

2ª lectura: Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1,3‐14

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos.
Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor.
Él nos ha destinado por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en el Amado.
En él, por su sangre, tenemos la redención, el perdón de los pecados, conforme a la riqueza de la gracia que en su sabiduría y prudencia ha derrochado para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad: el plan que había proyectado realizar por Cristo, en la plenitud de los tiempos: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra. En él hemos heredado también los que estábamos destinados por decisión del que lo hace todo según su voluntad, para que seamos alabanza de su gloria quienes antes esperábamos en el Mesías.
En él también vosotros, después de haber escuchado la palabra de verdad ‐ el evangelio de vuestra salvación ‐, creyendo en él habéis sido marcados con el sello del Espíritu Santo prometido.
Él es la prenda de nuestra herencia, mientras llega la redención del pueblo de su propiedad, para alabanza de su gloria.

Aleluya Cf. Ef 1, 17-18
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama. R.

Evangelio: Los fue enviando
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 7‐13

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y añadió:
«Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos».
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

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7/7/2024 – Domingo de la 14ª semana de Tiempo Ordinario.

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1ª lectura: Son un pueblo rebelde y reconocerán que hubo un profeta en medio de ellos
Lectura de la profecía de Ezequiel 2, 2‐5

En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía:
«Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus padres me han ofendido hasta el día de hoy. También los hijos tienen dura la cerviz y el corazón obstinado; a ellos te envío para que les digas: “Esto dice el Señor.” Te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, reconocerán que hubo un profeta en medio de ellos».

Salmo: Sal 122
R. Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores. R.

R. Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

Como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia. R.

R. Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos. R.

R. Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

2ª lectura: Me glorío de mis debilidades, para que resida en mí la fuerza de Cristo
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 7b‐10

Hermanos:
Para que no me engría, se me ha dado una espina en la carne: un emisario de Satanás que me abofetea, para que no me engría. Por ello, tres veces le he pedido al Señor que lo apartase de mí y me ha respondido:
«Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad».
Así que muy a gusto me glorío de mis debilidades, para que resida en mí la fuerza de Cristo.
Por eso vivo contento en medio de las debilidades, los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Aleluya Cf. Lc 4, 18ac
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

El Espíritu del Señor está sobre mí;
me ha enviado a evangelizar a los pobres. R.

Evangelio: No desprecian a un profeta más que en su tierra
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 1‐6

En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:
«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?». Y se escandalizaban a cuenta de él.
Les decía:
«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

PRIMERA LECTURA
Por envidia del diablo entró la muerte en el mundo.
Lectura del libro de la Sabiduría 1, 13-15; 2, 23-24

Dios no hizo la muerte ni se complace destruyendo a los vivos.

Él todo lo creó para que subsistiera y las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte, ni el abismo reina en la tierra.

Porque la justicia es inmortal.

Dios creó al hombre incorruptible y lo hizo a imagen de su propio ser; mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los de su bando.

Palabra de Dios.

Sal 29.
R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R.

R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo. R

R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.

R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

SEGUNDA LECTURA
Vuestra abundancia remedia la carencia de los hermanos pobres.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios. 8, 7. 9. 13-15

Hermanos:

Lo mismo que sobresalís en todo – en la fe, en la palabra, en conocimiento, en empeño y en el amor que os hemos comunicado -, sobresalid también en esta obra de caridad.

Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza.

Pues no se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar. En este momento, vuestra abundancia remedia su carencia, para que la abundancia de ellos remedie vuestra carencia; así habrá igualdad.

Como está escrito:

«Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba».

Palabra de Dios.

Aleluya Cf. 2 Tim 1, 10
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte,
e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.

EVANGELIO
Contigo hablo, niña, levántate.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 5, 21-43

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al mar.

Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:

«Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva».

Se fue con él y lo seguía mucha gente.

Llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:

«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?».

Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:

«No temas; basta que tengas fe».

No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:

«¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida».

Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:

«Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).

La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor.

Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor.

23/6/2024 – Domingo de la 12ª semana de Tiempo Ordinario.

1ª lectura: Aquí se romperá la arrogancia de tus olas.
Lectura del libro de Job. 38, 1. 8-11

El Señor habló a Job desde la tormenta:
«¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando escapaba impetuoso de su seno, cuando le puse nubes por mantillas y nubes tormentosas por pañales, cuando le establecí un límite poniendo puertas y cerrojos, y le dije:
“Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas”?».

Salmo: Sal 106.
R. ¡Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia!

Entraron en naves por el mar,
comerciando por las aguas inmensas.
Contemplaron las obras de Dios,
sus maravillas en el océano. R.

R. ¡Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia!

Él habló y levantó un viento tormentoso,
que alzaba las olas a lo alto:
subían al cielo, bajaban al abismo,
se sentían sin fuerzas en el peligro. R.

R. ¡Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia!

Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Apaciguó la tormenta en su suave brisa,
y enmudecieron las olas del mar. R.

R. ¡Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia!

Se alegraron de aquella bonanza,
y él los condujo al ansiado puerto.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres. R.

R. ¡Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia!

2ª lectura: Ha comenzado lo nuevo.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios. 5, 14-17

Hermanos:
Nos apremia el amor de Cristo al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.
Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.
De modo que nosotros desde ahora no conocemos a nadie según la carne; si alguna vez conocimos a Cristo según la carne, ahora y no lo conocemos así.
Por tanto, si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado de nuevo.

Aleluya Lc 7, 16
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo. R.

Evangelio: ¿Quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 4, 35-41

Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vamos a la otra orilla»
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal.
Lo despertaron, diciéndole:
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».
Se puso de pie, increpó al viento y dijo al mar:
«¡Silencio, enmudece!»
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo:
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:
«¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!».

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16/06/2024 – Domingo de la 11ª semana de Tiempo Ordinario.

16/06/2024 – Domingo de la 11ª semana de Tiempo Ordinario. PRIMERA LECTURA Yo exalto al árbol humilde. Lectura del Profeta Ezequiel 17, 22-24 Esto dice el Señor Dios: «También yo había escogido una rama de la cima del alto cedro y la había plantado; de las más altas y jóvenes ramas arrancaré una tierna y… Seguir leyendo 16/06/2024 – Domingo de la 11ª semana de Tiempo Ordinario.

Pongo hostilidad entre tu descendencia y la descendencia de la mujer.
Lectura del libro del Génesis 3, 9-15

Cuando Adán comió del árbol, el Señor Dios lo llamó y le dijo:

«¿Dónde estás?».

Él contesto:

«Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».

El Señor Dios le replicó:

«¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?».

Adán respondió:

«La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí».

El Señor Dios dijo a la mujer:

«¿Qué has hecho?».

«La serpiente me sedujo y comí».

«Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; esta te aplastará la cabeza cuanto tú la hieras en el talón».

Palabra de Dios.

Sal 129.
R. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R.

R. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes temor. R.

R. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora. R.

R. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R.

R. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

SEGUNDA LECTURA
Creemos y por eso hablamos.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios. 4, 13 – 5, 1

Hermanos:

Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito:

«Creí, por so hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos presentará con vosotros ante él.

Pues todo esto es para vuestro bien, a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea le agradecimiento, para gloria de Dios.

Por eso, no nos acobardamos, sino que, aun cuanto nuestro hombre exterior se vaya desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando día a día.

Pues la leve tribulación presente nos proporciona una inmensa e incalculable carga de gloria, ya que no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve; en efecto, lo que se ve es transitorio; lo que no se ve es eterno.

Porque sabemos que si se destruye esta nuestra morada terrena, tenemos un sólido edificio que viene de Dios, una morada que no ha sido construida por manos humanas, es eterna y está en los cielos.

Palabra de Dios.

Aleluya Jn 12, 31b -32
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera
– dice el Señor -.
Y cuando yo sea elevado sobre la tierra,
atraeré a todos hacia mí. R.

EVANGELIO
Satanás está perdido.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 3, 20-35

En aquel tiempo, Jesús llegó a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que lo los dejaban ni comer.

Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.

Y los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:

«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».

Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:

«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.

En vedad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».

Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

Llegan su madre y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.

La gente que tenía sentada alrededor le dice:

«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».

Palabra del Señor.

02/06/2024 – Domingo. Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, solemnidad.

02/06/2024 – Domingo. Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, solemnidad. PRIMERA LECTURA Ésta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros. Lectura del libro del Éxodo 24, 3-8 En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todas las palabras del Señor y todos sus decretos; y el pueblo contestó… Seguir leyendo 02/06/2024 – Domingo. Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, solemnidad.

26/5/2024 – Domingo. Santísima Trinidad, solemnidad.

1ª lectura

El Señor es el único Dios allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro.
Lectura del libro del Deuteronomio 4, 32-34. 39-40

Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: pregunta desde un extremo al otro del cielo ¿sucedió jamás algo tan grande como esto o se oyó cosa semejante? ¿Escuchó algún pueblo, como tú has escuchado, la voz del Dios, hablando desde el fuego, y ha sobrevivido?; ¿Intentó jamás algún dios venir a escogerse una nación entre las otras por mediante pruebas, signos, prodigios y guerra y con mano fuerte y brazo poderoso, con terribles portentos, como todo lo que hizo el Señor, vuestro Dios, con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos?
Así pues, reconoce hoy, y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios allá arriba en el cielo y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Observa los mandatos y preceptos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos, después de ti, y se prolonguen tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre».

Salmo: Sal 32.
R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.

R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos.
Porque él lo dijo, y existió;
él lo mandó y todo fue creado. R.

R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R.

R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

2ª lectura

Habéis recibido un espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos «¡Abba, (Padre)!».
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 14-17

Hermanos:
Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos «¡Abba!» (Padre).
Ese mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, de modo que, si sufrimos con él, seremos también glorificados con él.

Aleluya
Aleluya, aleluya, aleluya.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo;
al Dios que es, al que era y al que ha de venir. R.

Evangelio

Bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
«Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».