La dimensión ética de las instituciones y los mercados financieros – Apartado 1 – Capítulo III – Ética en la libertad de los mercados

Crisis económicas y financieras. Causas profundas y soluciones.

Capítulo III

ETICA EN LA LIBERTAD DE LOS MERCADOS

3.1 – La dimensión ética de las instituciones y los mercados financieros

         Últimamente y  desde hace más de  un siglo, la autonomía de la ciencia que fundara quien fue profesor de Filosofía Moral, ha llevado a que la Ética y la Economía como ciencias, parezca que no tengan nada que ver entre sí. Se supone incluso que sus conclusiones son contradictorias y contraproducentes en ambos sentidos. Tal falta de comunicación choca contra el más elemental sentido común ya que, al ser única la realidad, la Ética y la Economía tienen muchos espacios de coincidencia y de dependencia mutua.

          Von Mises escribió su fundamental tratado de Economía con el significativo título de La acción humana. Marshall  en sus Principios de Economía definía la Economía como el estudio de las actividades del hombre en los actos corrientes de la vida; examina aquella parte de la acción individual y social que está íntimamente relacionada con la consecución y uso de los requisitos materiales del bienestar. Así, pues, es, por una parte, un estudio de la riqueza, y, por otra -siendo ésta la más importante-, un aspecto del estudio del hombre. Robbins por su parte, en Un ensayo sobre la naturaleza y significación de  la ciencia económica la definió como la ciencia que estudia el comportamiento humano como una relación entre fines y medios escasos que tienen usos alternativos.  Hoffner, insistiendo en el para qué, en los fines, la definía como el conjunto de instituciones y procedimientos para cubrir de modo ordenado, duradero y seguro las necesidades humanas de bienes y servicios escasos, que posibilitan al individuo y a las unidades sociales el desarrollo exigido por la naturaleza del hombre, en cuanto ser individual y social. Y el premio Nobel James M. Buchanan en La razón de las normas escribe: La ciencia económica es, o debería ser, una reflexión sobre el comportamiento individual en sociedad.

          Desde el momento que hablamos de «acción humana«, de «un aspecto del estudio del hombre«, de «comportamiento humano«, del «desarrollo exigido por la naturaleza del hombre» o reflexionamos «sobre el comportamiento individual en sociedad» estamos ya  hablando también de aspectos éticos. De hecho la ciencia de la Ética nos indica el orden idóneo del actuar humano de cara a sus fines últimos. Los valores éticos se especifican porque se refieren a la conducta humana en cuanto que está radicada en la libertad de comportarse de un modo o de otro. Lo ético se presenta así como una ordenación de las acciones humanas, ordenación que está centrada en dos conceptos: lo bueno y lo malo.[1] Si Shackle definía la Economía como la «ciencia de los negocios» también podemos decir que la Ética es negociar bien con el tiempo: sacarle el máximo rendimiento. La moral es la organización estricta del tiempo humano respecto de una culminación. Dicha organización disminuye el gasto de tiempo. (…) Decidirse por las alternativas positivas comporta una responsabilidad que pone en juego los principios directivos morales. Dichos principios se resumen en la fórmula siguiente: haz el bien, no te retrases.[2]

          Como el aspecto financiero de la economía tiene mucho que ver con el tiempo y ocupa un protagonismo cada vez más importante en nuestras sociedades, ya que son progresivamente más abiertas, complejas y con intercambios indirectos crecientes, es lógico que tengamos que plantearnos con profundidad los aspectos éticos del sistema económico y, en concreto, la ética en los mercados que nos ocupa.

[1] Gómez Pérez, Rafael, Ética empresarial. Teoría y casos, (Madrid: Rialp, 1990), p. 25.
[2] Polo, Leonardo, “Una encíclica sobre la situación actual de la humanidad”, en Estudios sobre la encíclica Sollicitudo Rei Sociales (Madrid: Unión Editorial, 1990), p. 103.

Crisis económicas y financieras. Causas profundas y soluciones.