La praxis tiene ojos buenos y penetrantes, y de ‘lo que se ve’ no desaprovecha absolutamente nada. Pero, precisamente, no se ve todo. Y con cierta frecuencia se oculta ‘lo que no se ve’, la cara opuesta, justamente el verdadero y decisivo ser de las cosas. Pongo un ejemplo entre muchos. Lo que se ve por doquier son trabajadores en paro. La primera impresión es que existe ‘demasiada mano de obra’. Lo que no se ve, aunque debería verse, es que, en realidad, resulta demasiado poca la mano de obra disponible; y resulta demasiada poca cuando se la compara con la dimensión de nuestras necesidades y nuestras obligaciones sociales. ¿Por qué se dejan sin hacer tantas obras necesarias y útiles? ¿Por qué no se construyen de golpe todas las líneas de ferrocarril y todos los canales navegables por los que desde hace años y siglos existe una tan justa y elevada demanda? ¿Por qué las máquinas y los instrumentos de nueva invención no se producen en cantidad suficiente para que se puedan servir de ellos hasta el último obrero o agricultor, en lugar de que éstos tengan que utilizar, como están haciendo ahora, un instrumental anticuado e inadecuado? O para expresarlo de modo breve y directo: )por qué no se produce el doble o el triple de todo lo que es necesario para la vida, de lo cual está abastecida sólo muy deficientemente la enorme mayoría de nuestros compatriotas, de tal modo que se pudiesen cubrir todas las deficiencias y se pudiese poner fin a cualquier necesidad?. La respuesta a todas estas preguntas es tan sencilla como ésta: «Porque, al fin y al cabo, hay demasiado pocas manos». 
Von Böhm-Bawerk, Eugen. Ensayos de Teoría Económica, Volumen I, La Teoría Económica. Unión Editorial – Madrid, 1999, pág. 135. 

Infinidad de veces actúan simultáneamente muchos bienes para alcanzar una utilidad común. Por ejemplo, papel, pluma y tinta sirven conjuntamente para escribir; aguja e hilo, para coser; aperos, semillas, terreno y trabajo para producir grano. Menger ha llamado ‘bienes complementarios’ a los bienes que mantienen entre sí semejante relación. Surge entonces la siguiente pregunta, tan notoria como difícil: en tales caso, qué parte de la utilidad común hay que atribuir a cada uno de los bienes complementarios que contribuyen a esa utilidad y qué leyes deciden sobre la cantidad proporcional del valor y del precio de los mismos.

Von Böhm-Bawerk, Eugen. Ensayos de Teoría Económica, Volumen I, La Teoría Económica. Unión Editorial – Madrid, 1999, pág. 219.