Chapitre VI. – A PROPOS DE LA CAUSALITE OBJECTIVE DE LA VALEUR. – SOBRE LA CAUSALIDAD OBJETIVA DEL VALOR

Chapitre VI.

 A PROPOS DE LA CAUSALITE OBJECTIVE DE LA VALEUR.

              Les estimations objectives sont celles qui font référence aux  authentiques finalités de l’homme. Ce sont des estimations abstraites, mais réalisables, d’un acte déterminé de consommation ou de production par un homme ou une communauté d’êtres humains.

            Les évaluations subjectives font référence aux interprétations concrètes que font les hommes de ces buts objectifs, selon leurs préférences.  

            La volonté humaine recherche ce que la raison lui propose de plus adéquat, même si parfois elle se trompe en considérant comme adéquat quelque chose qui ne l’est pas réellement.

            Ce qui est subjectif peut s’adapter à ce qui est objectif mais, bien souvent, nous confondons cela avec un subjectivisme hédoniste.

            Les subjectivistes, ont une idée empirique du bonheur, ils ont en tête un schéma de tous les plaisirs perceptibles, les appétits les plus matériels de notre existence. Ce schéma du bonheur, Kant le décrivait en disant que le bonheur n’est pas un idéal de la raison mais seulement de l’imagination. Ce schéma est essentiellement hédoniste et ne peut répondre à la nature de la finalité ultime puisque la nature humaine est intelligente, ouverte au monde du suprasensible et des exigences rationnelles. Le véritable sens du bonheur en tant qu’objectif final, a un caractère strictement intellectuel et par conséquent suprasensible. La critique kantienne, selon laquelle le bonheur est un idéal de l’imagination, fait, donc, référence à ce bonheur empirique et subjectif que chacun détermine selon ses propres sentiments.

            Face à cette vision déformée des causes finales subjectives de la valeur, nous voulons affirmer et démontrer, dans ce chapitre, qu’il existe des finalités objectives. Il faut distinguer les finalités que l’homme se fixe librement et les finalités authentiques, celles de la nature humaine. Notre intention n’est pas de les définir, de les matérialiser, nous voulons simplement confirmer leur existence.

FONDEMENTS DE LA VALEUR ECONOMIQUE – FUNDAMENTOS DEL VALOR ECONÓMICO

Texto original del autor en el idioma castellano (español europeo):

Capítulo VI

SOBRE LA CAUSALIDAD OBJETIVA DEL VALOR

Las valoraciones objetivas son las que hacen referencia a los au­ténticos fines del hombre. Son valoraciones ideales pero posibles de un determinado hombre o una determinada comunidad de seres hu­manos a las que se podría llegar con unos determinados actos de consumo y de producción.

Las valoraciones subjetivas son las que hacen referencia a las interpretaciones concretas y reales de esos fines objetivos hecha por un hombre o comunidad según sus preferencias y modelos de vida determinados y que son el punto de mira real de todos sus hábitos y actos de consumo y producción.

La voluntad humana busca lo que la razón le propone como conveniente, aunque a veces se equivoque persiguiendo como conve­niente algo que no lo es realmente.

Lo subjetivo puede adaptarse a lo objetivo, pero en muchas oca­siones se confunde con subjetivismo hedonista.

Los puramente subjetivistas tienen una imagen meramente empí­rica de la felicidad, algo así como un esquema de todo placer sensi­ble, que se cifra en las apetencias más materiales de nuestro ser. Este esquema de la felicidad, puesto de manifiesto por Kant al afirmar que la felicidad no es un ideal de la razón sino tan sólo de la imagi­nación, es un esquema esencialmente hedonista que, como veremos más adelante, no puede responder a la naturaleza del auténtico fin último en tanto que la naturaleza humana es inteligente, abierta al mundo de lo suprasensible y de las exigencias racionales. El verdade­ro sentido de la felicidad como fin último tiene un carácter radical­mente intelectual y por tanto suprasensible. La crítica kantiana, se­gún la cual es un ideal de la imaginación, es sólo admisible para esa felicidad empírica y puramente subjetiva, que cada uno determina de una u otra manera, según sus particulares sentimientos, e incluso cambiando de opinión sobre ella conforme éstos varían.

Frente a esta visión deformada de las causas finales subjetivas del valor, pretendemos afirmar y demostrar en este capítulo que existen fines objetivos. Habría que distinguir los fines que el hombre se marca, libremente, subjetivamente, y los auténticos fines exigidos por la naturaleza humana. No es nuestra intención definidos y concretar­los, sino simplemente confirmar su existencia.