Revolución, mundo moderno, cristianismo y libertad – Introducción

Revolución, mundo moderno, cristianismo y libertad

Historia de un equívoco

                                                                 Rafael Gómez Pérez

Introducción

          En su día tuvo un cierto eco mediático un libro del físico Stephen Hawking, The Gran Design en el que sostenía que la física moderna lleva necesariamente a la declaración de la no existencia de Dios. Incluso antes de conocerse el libro muchos indicaron el error metodológico de base en el que incurrió Hawking. El plano de la física no es idóneo ni para afirmar la existencia de Dios ni para negarla. La física, como cualquier otra ciencia experimental, parte de lo ya dado. Suponiendo que lo primero que se diera fuera el big-bang, la mente humana, en un plano tanto filosófico como teológico, puede legítimamente seguir preguntando: ¿y de dónde salió ese infinitesimal material inicial que hizo big-bang? O, como escribió muchas veces Heidegger, “¿por qué hay  ser y no más bien nada?[1]

         Richard Dawkins, un ateo militante, que apoyó fervientemente una iniciativa londinense para colocar en algunos autobuses londinenses  propaganda atea[2], se declaró enseguida entusiasta de la aportación de Hawking. Pero todo este asunto, pasado un tiempo, será semejante a aquello que se cuenta: un día apareció en un diario norteamericano la siguiente esquela: “Dios ha muerto. Nietzsche”. Y al día siguiente, en el mismo periódico: “Nietzsche ha muerto. Dios”.  Y cuando murió Hawking se podría haber dicho: “Hawking ha muerto. Dios”.

         Las diatribas presuntamente científicas contra Dios llevan en Occidente por lo menos tres siglos de historia[3]. Pero eso no ha impedido que, hoy mismo, de los casi siete mil millones de habitantes de la Tierra más de seis mil millones profesen una religión y, por tanto, reconozcan a Dios. El ateísmo es una realidad, pero una realidad residual. Se merece, por parte de todos, el respeto que merece, cuando lo es,  una libre y sincera elección de la conciencia. Pero, por lo mismo, los ateos harían bien en respetar la creencia, que es también fruto de la libertad de la conciencia.

         Puede también pensarse que este encarnizamiento contra la religión demuestra que es algo vivo, que no desaparece de la conciencia de los hombres. Nadie ataca lo que está muerto.

         Otra cosa, se puede objetar, es Occidente: cristiano desde hace dos mil años, desde hace al menos doscientos vive un proceso creciente de descristianización.

         Este ensayo trata de hacer ver que esa descristianización (relativa) no es irreversible, entre otras razones porque está apoyada en un equívoco: el de enfrentar al cristianismo la revolución, el mundo moderno y la libertad.

[1] Con esa frase termina el artículo de Martin Heidegger, ¿Qué es metafísica?
[2] Algo semejante se hizo en Barcelona y en Génova en 2009, pero el impacto en la población fue mínimo
[3] La religión es el fenómeno sobre el que se han hecho más actas de defunción. Todas han sido desmentidas por la tozuda realidad. 

Revolución, mundo moderno, cristianismo y libertad

Historia de un equívoco

                                                                 Rafael Gómez Pérez