«ANATOMíA DE LA CRISIS»

«ANATOMíA DE LA CRISIS»

          Aunque cada conjunto de circunstancias que caracterizan una situación económica concreta es radicalmente original e irrepetible, conviene de vez en cuando sobrevolar el análisis coyuntural que nos atenaza, para contemplar el presente de cara al futuro con la perspectiva histórica que da la experiencia pasada. Si la economía tiene, respecto a las ciencias de la naturaleza la desventaja de no poder realizar experimentos de laboratorio, tiene también las ventajas (por ser una ciencia humana) de poder aprovechar la introspección personal y la de ser capaces de estudiar las constantes históricas del despliegue de las características básicas de esa naturaleza humana.

          Hojeando estos días el libro Libertad de elegir (1980) de Milton Friedman, me encontré con que la lectura de su tercer capítulo era especialmente atrayente hoy en día, no sólo por su título «Anatomía de la crisis», sino también por su autor y, sobre todo, por su contenido. Se analiza y se reflexiona allí sobre la evolución de algunos acontecimientos importantes de la mítica y desastrosa crisis de los años 30, así como la interpretación de Friedman sobre sus causas. Reiterando de antemano las diferencias abismales entre aquella crisis y la actual no es malo aprender de lo ocurrido entonces para tratar de mejorar, hoy, la situación coyuntural.

          Para el autor es doctrina generalmente aceptada ya que la depresión no se debió a un fallo de la empresa privada, sino más bien a un fracaso de la Administración y, más en concreto, a una mala actuación de ésta en un campo de su plena responsabilidad: el de acuñar moneda, regular su valor y el de las monedas extranjeras. Las actuaciones de la autoridad monetaria resultan decisivas en la solución o empeoramiento de las crisis. 

          Para Friedman la actuación posterior del sistema de la Reserva Federal reforzó considerablemente los efectos depresivos de la quiebra de la Bolsa. «En vez de aumentar con rapidez la oferta monetaria en un porcentaje superior al corriente para compensar la contracción económica, el «Fed» dejó que la cantidad de dinero disminuyera lentamente a lo largo de 1930.» El efecto combinado de las consecuencias de la crisis de la bolsa y la lenta reducción de la cantidad de dinero durante ese año, fue una recesión bastante severa.

          Más adelante indica que en septiembre de 1931, fecha en que Gran Bretaña abandonó el patrón oro, aquél reaccionó aumentando el tipo de interés a un nivel nunca alcanzado en su historia. Tomó esta decisión para impedir que los poseedores extranjeros de dólares redujeran las reservas de oro del sistema, debido al abandono británico del patrón oro. Sin embargo, el efecto en el interior fue muy deflacionario, creando mayores problemas a los bancos comerciales y a las empresas.

          Conviene ser conscientes de nuestros problemas internos y responder a ellos en el ámbito de nuestra soberanía. No me resisto por ello a transcribir los últimos párrafos de ese capítulo: «En un aspecto, el sistema ha sido completamente coherente a lo largo de su existencia. Acusa de todos los problemas a influencias externas que no puede controlar y se hace responsable de todos y cada uno de los acontecimientos favorables. Continúa, por lo tanto, fomentando el mito de que la economía privada es inestable, si bien su conducta sigue documentando la realidad de que el Estado es hoy en día la fuente más importante de inestabilidad económica.»