Categoría: ECONOMÍA MUNDIAL
Algunas referencias biográficas y contexto intelectual del siglo XVI. – Apartado 2 – Capítulo I – Justicia y Economía
Justicia y Economía ÍNDICE CAPÍTULO I CONTEXTOS HISTÓRICO E INTELECTUAL DEL SIGLO XVI Y DEL SIGLO XX EN LA ÓRBITA ESPAÑOLA Y EUROAMERICANA MUNDIAL Apartado 2 Algunas referencias biográficas y contexto intelectual del siglo XVI. El elevado nivel del pensamiento económico español durante el siglo XVI que señalara Schumpeter[1] fue en gran medida un… Seguir leyendo Algunas referencias biográficas y contexto intelectual del siglo XVI. – Apartado 2 – Capítulo I – Justicia y Economía
JUSTICIA Y ECONOMÍA
9.- Sin miedo a la revolución
Revolución en su sentido originario no es más que el movimiento completo de un planeta en su órbita. Es decir, volver al principio. Lo cual llevaría a aquellas entre cínicas y escépticas palabras de Fabrizio a su tío, el príncipe di Salina en Il Gattopardo: “Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie”[54].
Desde la francesa, la principal acepción de la palabra revolución es la de un cambio profundo y radical contra un antiguo estado de cosas. Y se suele asociar con la violencia. Pero revolución puede referirse a cualquier cambio profundo, aunque no se realice en tiempos breves; por eso se habla a veces de una revolución silenciosa.
Por otro lado, revolución es un concepto de contenido instrumental. Una revolución no se juzga por el hecho mismo de darse sino por lo que trae en relación a lo anterior. Una revolución muy festejada, por ignorancia y por cierto papanatismo, en boca de intelectuales europeos[55] en los años sesenta del siglo XX, la revolución cultural de Mao, fue en realidad una masacre, una injusta persecución a cientos de miles de inocentes y una destrucción de una parte del verdadero patrimonio cultural chino[56].
Con una visión amplia del concepto de revolución, no hay duda alguna de que el cristianismo lo fue; de manera lenta, pero progresiva fue cambiando toda una sociedad, simultáneamente con la sangre de sus mártires y con el trabajo intelectual de los primeros escritores cristianos. No sólo eso: se trató de una revolución cuyos efectos y consecuencias se extendieron por todo el mundo y llegan hasta el día de hoy.
Uno de los rasgos esenciales de cualquier revolución es su oposición, más o menos radical o prolongada, a un estado presente de cosas que se estiman no bueno y, con más propiedad, represor de la libertad y de la justicia. En los años sesenta del siglo XX se acuñó para esa oposición, sobre todo cuando venía de gente joven, el término de contestación, ya existente en el idioma con el sentido, entre otros (como responder, contestar a una carta) de replicar. La contestación puede ser violenta y agresiva, pero puede ser también pacífica, como en el caso de la objeción de conciencia.
El presente estado de cosas, descrito muchas veces por personas de buenas costumbres como apocalíptico, no difiere mucho de otros estados anteriores en la historia del hombre, en cuanto que son representaciones de constantes humanas perversas o sencillamente menos buenas. Las circunstancias nuevas son dos: por un lado, el aumento espectacular de la población, con lo que muchos fenómenos ahora son fenómenos de masa; y, por otro, el eco, aún mayor, que los medios de comunicación –especialmente Internet (que es algo más que eso) y la televisión- dan a lo escandaloso y espectacular. Males de siempre, viejos como el mismo mundo, son presentados como el final de una evolución que ha ido de mal en peor. Pero no es así.
Basta leer la historia anterior, en busca de similares “profecías” apocalípticas y se verá, una vez más, que no hay apenas nada nuevo, salvo las circunstancias y los instrumentos. Estas “profecías” tienden a generalizar y, de una situación más o menos extendida, suelen hacer una categoría universal. Sodoma y Gomorra, en el relato bíblico, eran un pudridero de vicios, algunos casi surrealistas, como el de querer sexo con los dos ángeles que visitan a Lot[57]. Pero Lot y su familia pudieron escapar y llegarían a otra parte donde no pasaba lo que en Gomorra y Sodoma. Los males morales actuales de Occidente no se dan de la misma forma en África o en India o en el mundo islámico. Los males occidentales de hoy son los propios de una cultura cansada, sin apenas renovación demográfica, habituada a vivir bien (mejor que el resto de la humanidad) y que, en algunos sectores de población, ha “regresado” de manera apenas consciente a los antiguos dioses del paganismo: el poder (Zeus), el placer (Afrodita), el vértigo de la orgía (Dionisos) y el dinero (Hedes y Hermes).
Con frecuencia, esos males se ven representados sobre todo en la juventud y después se extienden al resto de la sociedad, olvidando que los “desórdenes” juveniles es otra de las constantes humanas. Las juergas y hasta los actos vandálicos del joven y bello Alcibíades (450-404 a.C.) eran proverbiales en Atenas[58]. En la cristiana Edad Media, especialmente a partir del siglo XIII la vida disoluta y propensa al exceso de vino de los goliardos (clérigos vagabundos y estudiantes) ha dejado una interesante poesía que musicó Carl Orff[59].
Sean los que sean los males occidentales, casi la única contestación que queda en pie es la que puede hacerse desde el cristianismo. Desde hace tiempo el cristianismo ha ido siendo situado fuera del sistema y en cuanto a su influencia social ha quedado en minoría[60]. Pero precisamente por eso, la crítica a los vicios y males sistema sólo puede venir –exceptuando algunos grupos aún más minoritarios- de los cristianos: ellos se pueden oponer, a la vez a las injusticias sociales y al aborto, a la guerra y a la invasión de lo pornográfico, a la corrupción política y al escándalo de algunos clérigos.
Esa oposición teórica y práctica sería una verdadera revolución. Gran parte de lo que en Occidente se entiende por derecha ha decidido hace tiempo, por motivos electorales –es decir, de poder-, no hacer nada contra algunos de los vicios morales extendidos; y la izquierda por su parte ha olvidado las exigencias más claras de la justicia social para sustituirlas por medidas que favorecen el individualismo egoísta, de modo especial en el terreno sexual.
IGNORANCIA HUMANA RADICAL
Es absurdo pensar que si bien fue imposible conocer y controlar la sociedad en el pasado mediante múltiples coacciones, con el avance de la informática y las comunicaciones, sería posible hoy ejercer ese control desde alguna cúspide de poder humano apoyándose en espionajes sin cuento y utilizando esos artilugios electrónicos aparentemente inteligentes. Se ha intentado, y se sigue intentando, hacer funcionar el sistema socialista de coacción, aparentemente bien intencionada, recurriendo a grandes sistemas de ordenadores macro técnicos y ultrarrápidos dirigidos por un ejército de burócratas al servicio de no se sabe qué causa.
La inutilidad de tales intentos de control y omnisciencia queda más patente aún si cabe al considerar el famoso principio de indeterminación de Heisenberg según el cual es imposible determinar con toda precisión, y simultáneamente, la posición y el momento de una partícula. Los propios instrumentos de medición y observación de la realidad distorsionan esa realidad, incluso física, que pretendemos conocer y, además, el tiempo transcurrido entre la medición y el conocimiento del resultado por el observador hacen imposible toda adecuación exacta. A lo anterior podemos añadir el desconocimiento que todos tenemos de nosotros mismos, la ignorancia radical respecto a los demás o lo demás, y la dificultad de transmitir esas intuiciones e informaciones concretas personales a los órganos directores. Podemos concluir que el afán socialista, o de cualquier otro colectivo, de conocer lo que ocurre en realidad para orientar la sociedad hacia donde creen es lo mejor, es un imposible integral.
Justicia y Economía. Hayek y la Escuela de Salamanca
ÍNDICE GENERAL
CAPÍTULO I – CONTEXTOS HISTÓRICO E INTELECTUAL DEL SIGLO XVI Y DEL SIGLO XX EN LA ÓRBITA ESPAÑOLA Y EUROAMERICANA MUNDIAL
CAPITULO II – LEY, JUSTICIA, LEY NATURAL
CAPÍTULO III – LA FUERZA ESTIMULANTE Y CREATIVA DE LA PROPIEDAD PLURAL CLARIFICADA. EL ORIGEN.
CAPÍTULO IV – EL DESPLIEGUE ENRIQUECEDOR DE LA ECONOMÍA LIBRE DE MERCADO
CAPÍTULO V – ECONOMÍA Y DERECHO DE LA COMPETENCIA COMO MANIFESTACIÓN DEL PRECIO JUSTO
CAPÍTULO VI – LA EXIGENCIA CONTINUA DE LA MORAL PERSONAL EN LA ECONOMÍA LIBRE DE MERCADO.
CAPÍTULO VII – LIMITACIONES AL GOBIERNO Y AL ESTADO DESDE LA LEY NATURAL
CAPITULO VIII – SOBRE LA EFICACIA COORDINADORA UNIVERSAL DE LA LEY NATURAL
CONCLUSIONES
L’importance du travail dans l’histoire de la pensée économique. – Importancia del trabajo en la historia del pensamiento económico
L’importance du travail dans l’histoire de la pensée économique. L’importance du travail comme cause efficiente de la valeur et du progrès économique a été évidente tout au long de l’histoire de la pensée économique. C’est pour cette raison que les théories de la valeur-travail ont toujours été très importantes : « A l’aube du mercantilisme, est apparu… Seguir leyendo L’importance du travail dans l’histoire de la pensée économique. – Importancia del trabajo en la historia del pensamiento económico
FUNDAMENTOS DEL VALOR ECONÓMICO
CAPÍTULO III
EL TRABAJO HUMANO COMO CAUSA EFICIENTE DEL VALOR
- Importancia del trabajo en la historia del pensamiento económico
- El trabajo: Causa activa del valor
- La necesidad de considerar los fines en el trabajo.
- La prioridad del trabajo humano sobre los bienes materiales