FONDEMENTS DE LA VALEUR ECONOMIQUE – FUNDAMENTOS DEL VALOR ECONÓMICO

CHAPITRE III

LE TRAVAIL HUMAIN : CAUSE EFFICIENTE DE LA VALEUR.

  1. L’importance du travail dans l’histoire de la pensée économique. – Importancia del trabajo en la historia del pensamiento económico
  2. Le travail :  cause active de la valeur.
  3. La nécessité de prendre en considération les finalités dans le travail. – La necesidad de considerar los fines en el trabajo.
  4. La priorité du travail humain sur les biens matériels.La prioridad del trabajo humano sobre los bienes materiales

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DEFINIR LA ECONOMÍA

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Nada mejor para introducir y adentrarnos en la Ciencia de la Economía que las primeras palabras de Léon Walras en su influyente obra Elementos de economía política pura:

«Lo primero que hay que hacer , al comenzar un curso o un tratado de economía política, es definir la ciencia, su objeto, sus divisiones, su carácter y límites. No tengo intención de eludir esta obligación, pero debo advertir que ello es más difícil y requiere más tiempo de lo que pueda suponerse. La definición de economía política todavía no existe. De todas las definiciones disponibles, ninguna ha logrado el consenso general y definitivo que constituye el signo de las verdades científicas.»

Tratar del concepto y objeto de una ciencia es tratar de definirla del modo más acorde posible. Definir es poner en claro los límites, acotando y determinando algún concepto. Es una proposición que manifiesta algo desconocido o aclara algo confuso siendo por lo tanto uno de los modos de saber junto con la división, la argumentación y la contemplación. Esta tarea es una de las fundamentales de cualquier labor científica y permite orientar a grandes rasgos el hilo conductor de la docencia o la investigación que tiene en la definición o definiciones un punto de referencia importante.

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    ECONOMÍA Y CONDUCTAS ÉTICAS

   En cuanto la persona humana es un ser consciente de su continuidad es perfectamente humano, racional e inteligente intentar condicionar en positivo y por adelantado las elecciones futuras mediante la autoimposición de ciertas reglas o restricciones de la conducta que le permitirán alcanzar sus objetivos últimos más apreciados. Ello implica la selección de un conjunto de preceptos morales que guían las elecciones en el presente y en el futuro empleando recursos intelectuales y emocionales que van dejando como una especie de cuasi-permanentes hábitos que domestican las conductas indeseadas y hacen màs factible alcanzar las metapreferencias. El propósito explícito no será otro que cerrar posibilidades de actuar en formas o modos que son considerados «ineficientes» para llevar adelante el programa de vida preferido. Cada individuo puede reducir libre y conscientemente sus márgenes de opción en la forma que considere màs provechosa dentro de una perspectiva de largo alcance en lugar de ir respondiendo simplemente a lo que vaya apareciendo.

          Aunque con todas las matizaciones y paréntesis que el uso de colectivos implica, podemos hacer un análisis parecido en el caso de una entidad política organizada tal y como indica Buchanan. La historia de esa unidad colectiva, descrita por las «elecciones» hechas en todos los períodos del pasado limitará el conjunto de opciones posibles que pueden ser afrontadas hoy por la colectividad como tal y por los individuos integrados en ella. A su vez, y de ahí la responsabilidad política actual, las elecciones hechas hoy por la colectividad, modificarán y condicionarán las opciones disponibles en el futuro a través de las influencias sobre las restricciones y preferencias.

          Las leyes, instituciones, costumbres, hábitos de conducta y tradiciones de la comunidad tienen una influencia decisiva sobre las variables típicamente económicas y se acaban reflejando en las cuentas del Estado. Detrás de los continuados incrementos de gastos y déficits públicos que engrosan el volumen acumulado de la Deuda Pública, se encuentran muchos hábitos negativos en la ciudadanía y en los políticos que se pueden concretar en una falta de ética auténtica que se resiste a actuar con responsabilidad por sí mismos prefiriendo que sean los demás los que solucionen sus problemas personales. También se produce una preferencia irresponsable del consumo sobre el trabajo y del corto plazo sobre el largo despreciando el futuro e incrementando la carga que tendrán que soportar las generaciones futuras. La situación económica está demandando un cambio moral sustancial y estimulante. Cuanto más se tarde en producir, peor.

(…) sin duda no es salirse del ámbito de la realidad el ver en esos esfuerzos de superación un nuevo brote de aquel llamamiento que formó –con el “misterio” familiar y el culto de la ciudad- las normas de la Primera Edad: “el sentimiento de lo sagrado”.

 Se le creía abolido. Pero hay que confesarlo: el “progreso” no ha destruido a esta llamada suprema, como la química no ha destruido a lo sagrado (o lo secreto) de la MUERTE, ni la fisiología a lo sagrado del AMOR, ni la sociología al del HONOR, ni la técnica a lo sagrado del ARTE. No sólo lo material no ha ahogado a esta palpitación del más allá, sino que además la requiere, la espera, la exige, so pena de dejar reinar, en las delicias de la técnica, los horrores del tedio. Interrogad a los testigos y hasta las imágenes de los Estados Unidos, de Escandinavia, de Rusia… Se quiere hacer del hombre un animal superior. Se le fabrica una colmena perfecta. Y él bosteza…

 Os  homini sublime dedit, coelumque tueri

Jussit ad sidera tollere vultus.

De aquí esta curiosidad inquieta, este apetito por la cultura, esa necesidad de “terciario” (…)

De aquí también esa eflorescencia de místicas que pueden conducir a las peores aberraciones, pero también devolver a un mundo, aturdido de progreso, el sentido de sus fines.

La última lección de nuestro tiempo nos parece, pues, ser, en definitiva, que la economía no basta al hombre. Es la lección de los hechos. Es la promesa del porvenir. Y es también la lección que nos ha legado el más ilustre de los economistas contemporáneos:

 “Así –escribía Keynes en sus Ensayos de Persuasión- el autor de estos Ensayos, a pesar de todos sus “graznidos”, espera y cree todavía que no está lejos el día en que después de relegado el problema económico al segundo plano a que pertenece, el ámbito de nuestro corazón y de nuestro cerebro será ocupado o reocupado por los problemas verdaderos, problemas de vida y de las relaciones humanas, de la creación, de la moral y de la religión”

 J. M. Keynes, Ensayos de persuasión, trad. Franc. N.R.F., 1933, p. 7 citado por Andre Piettre, Las tres edades de la economía, Madrid, Editorial Rialp, S.A., 1962, pp. 372-373.

Marshall  en sus Principios de Economía definía la Economía como:

«el estudio de las actividades del hombre en los actos corrientes de la vida; examina aquella parte de la acción individual y social que está íntimamente relacionada con la consecución y uso de los requisitos materiales del bienestar. Así, pues, es, por una parte, un estudio de la riqueza, y, por otra -siendo ésta la màs importante-, un aspecto del estudio del hombre

No deja de asombrar que, con ocasión de organizar su clásica apología del totalitarismo, Platón contribuyera a la genuina ciencia económica, siendo el primero en exponer y analizar la importancia de la división del trabajo en la sociedad. Al estar su filosofía social fundada sobre la necesaria separación entre clases, Platón procedió a demostrar cómo tal especialización se funda en la naturaleza humana, en particular en su diversidad y desigualdad. Platón hace decir a Sócrates en La República que la especialización hace que «no somos todos iguales, sino que hay una gran diversidad de naturalezas entre nosotros que se adapta a las diferentes ocupaciones».

Como los hombres producen cosas diferentes, se intercambian de modo natural unos bienes por otros, con lo que la especialización necesariamente da paso al intercambio. Platón también señala que esta división del trabajo incrementa la producción de todos los bienes.

[5] Rothbard, Murray N., Historia del pensamiento económico. Vol. I. El pensamiento económico hasta Adam Smith, (Madrid: Unión editorial, 1999), p. 41.

CITAS DE LIBROS

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ARTÍCULOS BREVES DE ECONOMÍA, DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

CHAPITRE VII

LA FINALITE DE L’ACTIVITE ECONOMIQUE : CONSOMMATION VERSUS TRAVAIL.

  1. Considérations hédonistes sur l’objectif de la production.
  2. La consommation : bien intermédiaire.
  3. Littéralement : la consommation équivaut à destruction de la valeur, le travail à sa création.
  4. Le travail : une nécessité.
  5. La consommation : un input indispensable. Consommation productive et improductive.
  6. Importance du capital humain. La consommation : investissement en capital humain.
  7. Le travail à venir régit la consommation présente.
  8. Critère du consommateur : obtenir le bénéfice maximal en terme de valeur économique.
  9. La finalité : action avantageuse. L’économie : science des moyens.